• February 25, 2021
  • Updated 8:47 pm
Tendencias
#Michael Arce: Las Fuerzas Armadas frustraron mi sueño por ser negro #El precio de la tristeza #Donde compro las verduras se libran las batallas cotidianas #Monseñor Luis Alberto Luna: He toreado mil cosas en la vida #El aire que lo mueve todo #Una pista sobre el deseo, el sexo y el horror en Horacio Castellanos Moya #Pulitzer y las malas noticias #El apagón #Puntos cardinales #La próxima batalla en Ecuador: los periodistas frente al nuevo gobierno
Los Cronistas I Periodismo & Literatura Los Cronistas I Periodismo & LiteraturaLos Cronistas I Periodismo & Literatura
  • Inicio
  • El Proyecto
    • Equipo
    • Capacitación
  • Temas
    • Nuestras Crónicas
    • Nuestros Alumnos
    • Autores famosos
    • Cuento
    • Grandes cronistas
    • Historias de mujeres
    • Novela
    • Poesía
    • Entrevistas a grandes periodistas
    • Periodismo del Siglo XXI
    • Últimas noticias del periodismo
  • Blog
  • Nuestros Cursos
    • Inscripciones
  • Contáctenos
    • Site Map
  • Inicio
  • El Proyecto
    • Equipo
    • Capacitación
  • Temas
    • Nuestras Crónicas
    • Nuestros Alumnos
    • Autores famosos
    • Cuento
    • Grandes cronistas
    • Historias de mujeres
    • Novela
    • Poesía
    • Entrevistas a grandes periodistas
    • Periodismo del Siglo XXI
    • Últimas noticias del periodismo
  • Blog
  • Nuestros Cursos
    • Inscripciones
  • Contáctenos
    • Site Map

Los femicidas, víctimas de sí mismos (parte II)

Regresar
Ingrese su texto y encuentre el resultado
Recent Posts
Michael Arce: Las Fuerzas Armadas frustraron mi sueño por ser negro
Crónica
  • 145 Views
  • febrero 25, 2021

Michael Arce: Las Fuerzas Armadas frustraron mi sueño por ser negro

Por Rubén Darío Buitrón* “Nuestra lucha solo tiene un objetivo: que nunca más un negro sea tratado así en las Fuerzas Armadas”. Lo dice Liliana Méndez, de 52 años, nacida en Ibarra, una afroecuatoriana esbelta, atlética, de ojos vivaces y perfecta sonrisa. Ella es la madre de Michael Andrés Arce Méndez, el joven de 23

El precio de la tristeza
Crónica
  • 512 Views
  • febrero 23, 2021

El precio de la tristeza

Por Rubén Darío Buitrón* En una esquina de la avenida Eloy Alfaro me encuentro con un amigo. Empieza a caer la noche. Lo veo descompuesto, frágil, como si la existencia le importara poco, como si la vida que circula a su alrededor no tendría sentido. Me dice que no debería contar a nadie lo que

Donde compro las verduras se libran las batallas cotidianas
Crónica
  • 830 Views
  • febrero 22, 2021

Donde compro las verduras se libran las batallas cotidianas

Por María José Larrea* CUENCA.- En ocasiones los mercados tienen el nombre de la misma urbe, parroquias o barrios donde se asientan; en otras, también el de la gente que hizo algo por la ciudad; además, el de las fechas cívicas de fundaciones, conquistas, independencias y luchas. Partiendo de Los tres puentes, sobre el río

Monseñor Luis Alberto Luna: He toreado mil cosas en la vida
Crónica
  • 1161 Views
  • febrero 21, 2021

Monseñor Luis Alberto Luna: He toreado mil cosas en la vida

*Por Rubén Darío Buitrón Criticado por los sectores conservadores por su posición en favor de los pobres, el poder político, empresarial y militar llegó a calificarlo de “cura comunista”. Sus 20 años como arzobispo de Cuenca fueron decisivos para reafirmarlo como una autoridad moral del país. Combatió, desde el evangelio, a los gobiernos autoritarios y

El aire que lo mueve todo
Crónica
  • 879 Views
  • febrero 19, 2021

El aire que lo mueve todo

Por María José Larrea* CUENCA.- El fin y el inicio al mismo tiempo; el cierre y la apertura.  “Cuando en algún lugar se cierra una puerta, en otro, se abre una ventana”. Una frase que corre suelta por los celulares y las computadoras, los diarios, los cuadernos y los grafitis, las películas y las novelas,

Una pista sobre el deseo, el sexo y el horror en Horacio Castellanos Moya
Libros
  • 326 Views
  • febrero 18, 2021

Una pista sobre el deseo, el sexo y el horror en Horacio Castellanos Moya

Por Marx Hidalgo* La narrativa de Horacio Castellanos Moya se desplaza en los escenarios desprendidos del horror, producto de las masacres perpetuadas por las fuerzas militares centroamericanas. Por eso, cierto desencanto frente al poder, en especial del político, se encuentra presente en sus narraciones, y que además lo critica sin caer en el error del

Pulitzer y las malas noticias
Periodismo
  • 431 Views
  • febrero 17, 2021

Pulitzer y las malas noticias

Por Rubén Darío Buitrón* Los medios de comunicación tienen mucho peso en lo que percibe la sociedad acerca de quiénes la manejan y de cómo la manejan. Parecería que eso está claro, pero no tanto: a muchos periodistas de medios les cuesta entender que no solamente lo que se llama “malas noticias” son las informaciones

El apagón
Cuento
  • 391 Views
  • febrero 11, 2021

El apagón

Por Rubén Darío Buitrón* Los dos jóvenes elegantes, de aspecto sobrio y vestidos de forma impecable con trajes de casimir italiano, corbata y zapatos relucientes, avanzaron serenos y sonrientes, con pasos firmes, por el supermercado. El hombre que en la entrada debía registrar sus maletines no lo hizo porque ellos lo saludaron, efusivos. Les preguntó

Puntos cardinales
Cuento
  • 454 Views
  • febrero 11, 2021

Puntos cardinales

Por María José Larrea* Acordamos a las tres de la tarde en el Ciprés de Monterrey, una isla en medio del asfalto, gigante y solitario dividiendo el pavimento.     El sol evaporaba la humedad.  Era Navidad y no había tráfico, la ciudad dormía la siesta como si fuera domingo.   Comprobé los dientes limpios, rellené de color

La próxima batalla en Ecuador: los periodistas frente al nuevo gobierno
Análisis
  • 433 Views
  • febrero 9, 2021

La próxima batalla en Ecuador: los periodistas frente al nuevo gobierno

Por Rubén Darío Buitrón* Hacer periodismo es aprender y desaprender todos los días. No importa que seas un reportero principiante o el director de un medio de comunicación: cada 24 horas el periodista se va enriqueciendo o se va empobreciendo. ¿Por qué aprender o desaprender? ¿Qué es lo que significa, periodísticamente, enriquecerse o empobrecerse en

Los femicidas, víctimas de sí mismos (parte II)
Nuestras Crónicas Nuestros alumnos
  • 1559 Views
  • mayo 5, 2017
  • Nuestras Crónicas Nuestros alumnos

Por LEONARDO CEBALLOS *

La primera vez que Lourdes murió acababa de cumplir cuatro años. No recuerda muchos detalles de aquello, solo que le dolía el cuerpo y de un momento cayó en un sueño profundo, sedante.

La velaron dos días, encima de una mesa de madera.

Su familia no tenía dinero para el ataúd y esperaba la ayuda de los vecinos para el sepelio.

Al segundo día, en la mañana, Lourdes despertó sobresaltada, como queriendo capturar el aire con la boca.

En pocos segundos la sala de su casa, llena de vecinos y familiares, quedó vacía.

Solo su madre se atrevió a tocarla y luego llevarla a un médico. En el hospital le dijeron que había sufrido catalepsia, una enfermedad que inmoviliza el cuerpo y hace parecer que la persona que la sufre está muerta.

Pero su primera muerte no le dolió tanto como la segunda. En esta muerte tenía 12 años. Vivía en una zona rural del cantón Santa Ana.

Su padre, un hombre de campo, rudo y machista, estaba convencido de que las mujeres solo servían para cocinar, tener sexo y criar hijos.

A los 12 años empezó a manosearla. Cuando su madre salía al mercado, él la llevaba al cuarto y tocaba sus partes íntimas.

Lourdes no comprendía por qué lo hacía. De lo que sí está segura es que a los 12 la mató en vida.

*****************

Marzo del 2017, mes de la Mujer. En Manta el salón municipal está lleno, 100 personas más o menos. Hay una charla de violencia intrafamiliar. Expositores, psicólogos, analistas. Testimonios, víctimas.

Lourdes es una de ellas y ha decidido guardar la historia de sus dos muertes.

Le han pedido que diera su testimonio. El auditorio espera en silencio.

Lourdes  titubea. Mira a su alrededor, acerca al micrófono y empieza a hablar.

– Fui maltratada desde mi infancia. Mi padre le pegaba a mi madre, mi esposo me pegaba a mí y así anduve por la vida. Pero lo que les puedo decir es que he superado todo con la ayuda de Dios. Ahora soy cristiana y mi mundo es distinto. Todas podemos dejar de ser víctimas de la violencia.

El público aplaude y murmura. Quizá esperaba más del testimonio.

La moderadora le agradece. Le dice que es valiente.  Ella sonríe y vuelve a sentarse.

Le pregunto si puedo entrevistarla.  Dice que sí. Salimos del auditorio

Ella es una mujer bajita, un metro 60. Lleva una falda que llega hasta los tobillos. Piel canela, ojos cafés.

– ¿Se puso nerviosa? ¿Por eso habló poco?

– Así es, es que si contaba mi historia completa  íbamos a terminar llorando todos. Se lo resumo, a mí me dieron por muerta, fui abusada sexualmente, huí de mi casa, me maltrataron y aún sigo viva. No me alcanzaría el tiempo para contar todo.

La historia de Lourdes es un doloroso recorrido por el machismo enraizado en una sociedad.

Aquel que luego se convierte en violencia y que en lo que va del año ha matado a 15 mujeres en el país.

Ita de Jervis es una psicóloga residente en Estados Unidos. Atiende problemas de violencia intrafamiliar. Ella señala que el problema de la violencia y el machismo está arraigado en los ecuatorianos.

– Es como una costumbre: nos enseña los roles de cada uno.  Se crean los estereotipos de que la mujer siempre debe estar en la casa y el hombre trabajando, que las muñecas son para las niñas y los balones para los niños. Entonces, cuando hay un choque, aparece el machismo, generador de problemas y conflictos familiares.

Ita cree que el tema de la violencia a la mujer debe ser tomado como un asunto de salud pública.

– Hay  abuso sexual y se requiere un psicólogo y un ginecólogo. En casos de golpes se requiere de un traumatólogo o médico general. Ahora todos esos costos los está asumiendo la víctima o se busca fundaciones que ayuden.

Ita nació en Chone, Manabía, pero lleva 20 años viviendo en Estados Unidos, trabajando en organismos estatales. Ella le da un giro al tema de la violencia y considera indispensable que se trabaje con los hombres.

– Hay que cambiarles la mentalidad- dice mientras lleva sus manos a la cabeza y frunce el ceño-. ¿Cómo le cambiamos el chip machista  a una sociedad? ¿Cómo hacerlo si vengo de una familia agresiva?

– Con charlas, capacitaciones en escuelas, colegios, universidades y barrios. Tenemos que empezar por algo. Hay que iniciar con los hombres. Estamos enseñándoles a las mujeres a defenderse, pero, ¿y si mejor les enseñamos a los hombres a no pegarles?

Es que todo esto inicia cuando el padre le dice a la hija que solo sirve a la cocina o cuando maltrata a su madre al frente de todos los hijos.

Aquello le sucedió a Lourdes.  Cuando cumplió 14 años entendió que su vida estaría marcada por el machismo y la violencia. Por esos años le dijo a su padre que dejara de tocarla y él le respondió que no y que si le contaba algo a su madre las mataría a las dos.

Lourdes pensaba que nadie en la casa se había dado cuenta de lo que sucedía. Hasta que su madre, poco después de que ella cumpliera 15 años, le pidió que huyera con el primer hombre que le propusiera ser su “novio, marido o lo que fuera”.

– Nunca olvidaré la cara de mi madre, lloraba mucho. Me pidió perdón y me dijo que sabía lo que pasaba. Solo que no decía nada porque mi papá le pegaba y tenía miedo de que al reclamar nos matara a las dos.

Y así ocurrió. Lourdes se casó a los 15 años con un muchacho que en ese entonces tenía 18. Ella pensó que su pesadilla había acabado, pero apenas empezaba.

Tres años después, y ya con un hijo, le propinó la primera paliza.

– Me pegó con un cinturón, hacía que me arrodillara y siempre me sacaba en cara que él me había rescatado de mi padre. Yo no decía nada. Tenía miedo, porque cada vez que llegaba borracho se ponía violento.

Las cosas siguieron igual por dos años más y luego Lourdes terminó separándose. Huyó de su casa con su hijo y no regresó jamás.

– Lo dejé y decidí empezar mi vida nuevamente. Llegué a Manta a trabajar, sola, con mi hijo. Años después conocí a otro hombre. Con él tenemos dos hijos y las cosas han cambiado, él no me grita, tampoco me pega.

Lourdes sonríe al hablar de su actual relación. Dice que ama a su  esposo. Que es el primer hombre bueno que ha conocido en su vida.

Suspira, deja salir un par de lágrimas.

– No crea que es tristeza, estas son de alegría.

Adentro, en el auditorio, los asistentes siguen con sus relatos. Hablan de denuncias, trámites y familias destruidas.

Lourdes dice que debe volver al auditorio, pero puntualiza que agregará algo a la charla. Se lo dirá al oído a uno de los expositores.

– Creo que también se debe hablar de perdón. Yo ya lo hice.

Más de 25 años después y a pesar de todo lo que le hizo, Lourdes cuida a su padre. Ahora es un hombre anciano, ciego y golpeado por la diabetes. Depende de ella hasta para comer.

Lourdes, la niña a la que mataron dos veces, asegura que logró perdonarlo.

– Es como empezar de nuevo- dice. Es su resurrección.

*******

-Tus papás están muertos-, dijo su tía del otro lado de la línea telefónica- Ven a la casa, están muertos, mijo. Tu papá la mató y luego se ahorcó.

Eran las seis de la tarde.  Esteban recuerda que no tuvo reacción.

Algo, no sabe qué, se rompió dentro de su pecho.

– ¿Has sentido ese vacío en el estómago cuando te dan una mala noticia?- pregunta mientras lleva sus manos al abdomen. Ese golpe en la nuca y el temblor en las piernas que no saben en qué momento te dejarán de responder. Eso me sucedió.

Esteban encontró la noticia imposible. Había visto  a sus padres en la mañana. El papá salió  a trabajar y la mamá quedó en casa, limpiando la sala.

En ese instante, aún con el teléfono en la mano, recordó también la pelea que ambos tuvieron un día antes y donde hablaron de separación. También le llegó a la mente unas palabras a las que en ese momento le encontró sentido: “Te voy a matar, no me provoques, si me dejas te voy a matar y luego me mato yo”, había gritado su padre en la discusión.

El muchacho salió corriendo de la Facultad, tomó un taxi y 20 minutos después se hallaba en su casa, ubicada entre los límites de Manta y Montecristi.

Es una vivienda de una planta, con un pequeño patio delantero rodeado de una cerca de madera.

Afuera, un grupo de policías habían creado un perímetro con cintas de peligro.

Esteban llegó llorando y tres agentes lo detuvieron.

– Señor, quién es usted, a dónde va-, le dijeron mientras lo agarraban de los brazos.

– Déjame pasar, son mis padres, déjame pasar.

Los agentes lo sostuvieron con fuerza.

– No puedes pasar, criminalística está adentro trabajando y puedes alterar la escena del crimen. Espera un momento.

Esteban se sacudía como gato para que lo soltaran.

-Déjame entrar, hijueputa. Suéltame. Quiero verlos, quiero ver a mi madre.

Los policías amenazaron con detenerlo y entre la multitud un hombre gritó: Deja al pelado, cómo lo vas a llevar preso si se le murieron los padres, suéltalo, déjalo pasar.

Otro grupo de vecinos se unieron al reclamo. Hubo forcejeos para que lo soltaran. Al final lograron calmarlo y los agentes lo dejaron ir.

Esteban lloraba recostado en un poste de luz, a un lado del cerramiento del patio de su casa. Parecía tranquilo, pero en un instante, cuando los agentes de criminalística cruzaron la puerta de la vivienda con sus trajes blancos, Esteban saltó la cerca y entró a la vivienda sin que ningún policía pudiera detenerlo.

Desde afuera, a través de una ventana, se lo veía abrazar el cuerpo de su madre. Le besaba las manos y luego, tras colocar su cabeza en la barriga, empezó a gritar. “Mamá, no mamá, porqué te mataron, por qué mamita”.

Nunca tocó ni miró el cuerpo de su padre.

Dice que no tenía por qué hacerlo.

– Acaba de matar a mi mamá y eso jamás se lo voy a perdonar.

************

La primera vez que se habló de femicidio en el país, fue después del 20 de febrero del 2013, luego del asesinato en Quito de Karina del Pozo.

La  joven de 20 años fue hallada muerta, con signos de tortura y agresión sexual en una quebrada de la población de Llano Grande, nororiente de Quito.

Hubo marchas y se advertía que lo mismo ocurría en otras ciudades. Desde entonces se incluyó al femicidio como delito dentro del Código Orgánico Integral Penal.

Actualmente las cifras se han duplicado en relación al mismo periodo transcurrido en el año anterior.

En lo que va del 2017 han matado a 15 mujeres; sus parejas o ex parejas las habrían asesinado. En el mismo periodo del 2016, se registraron 8 casos, según la Policía.

Andrea Capello lidera en Manta  el Departamento de Violencia Intrafamiliar (Devif).

lla señala que están aplicando métodos para evitar los asesinatos, pero  es difícil determinar cuándo van a suceder.

-Capacitamos a las mujeres en defensa personal, les pedimos que cambien de rutas, incluso les activamos un botón de pánico en el celular, en unos casos resulta, pero en otros no.

Melissa M. Un nombre, una letra que se supone es su apellido víctima de violencia. Ella  tenía activado este botón, pero fue asesinada en Manta en junio del año pasado. Tenía una boleta de auxilio para evitar las agresiones de su ex pareja. Pero el asesino la encontró en la calle y le dio dos puñaladas.

Más  600 mujeres tienen uno de estos documentos y están dentro de un programa que maneja el  Devif.

El botón de pánico es la activación en el celular de un número, que al ser presionado, envía una alerta a la UPC más cercana, para que la mujer reciba ayuda.

Andrea Capello dice que los agentes ya tienen una base de datos con nombres y direcciones  por lo que enseguida acuden a la vivienda de la víctima.

El problema ocurre cuando están en la calle, ya que lo pueden presionar, pero el policía acude inmediatamente a la casa, no al sitio donde se hallan fuera de la vivienda.

Otro factor determinante es que en algunos casos el asesino opta por suicidarse.

Ronald Intriago, docente universitario y sociólogo, cree que hay algo más que machismo para que un hombre se suicide luego de matar a su mujer. Él se inclina por la hipótesis del miedo a no saber qué hacer.

– Es simple, mata a su esposa. Tal vez fue planeado o tal vez un impulso, pero luego no sabe qué será de su vida. La mayoría de esta gente nunca ha matado a nadie. No se trata de un asesino profesional que acaba con la vida de alguien y luego va a la esquina y se toma una cola. En estos casos, los de femicidio, es su primera vez.

«Entonces no saben cómo manejar el asunto y optan por suicidarse».

Esteban no sabe por qué su padre cometió el crimen. Tampoco quiere saberlo. Lo único que  sabe, y de lo que tiene certeza, es que la mató de una puñalada y luego se suicidó colgándose de una viga.

Esteban hace una pausa. Lleva su mano derecha al rostro y seca sus lágrimas.

-¿Por qué quieres saber esto? -pregunta-. Cada vez que lo recuerdo vuelven las interrogantes que siempre trato de no hacerme. No es fácil que tu padre asesine a tu madre. La gente le dice femicidio, yo creo que es mucho más que eso, es el crimen de un hogar, de toda una familia.

Esteban tiene 24 años y era hijo único. Es un muchacho flaco, mide un metro 80, de voz sonora y hablar pausado. Hasta el año pasado su familia siempre lo comparaba con  su padre. Decían que eran iguales físicamente. Que tenían la misma forma de caminar e incluso que posaban igual en las fotos. Pero eso era hasta el año pasado, antes de que matara a su madre.

Ahora Esteban, sentado en el muro de un portal afuera de la casa de una familiar, está confundido.

-No quiero que me digan que me parezco a él. Es más, tengo su mismo nombre y apellido, pero no lo quiero llevar. Por eso  a todos mis amigos le pido que me llamen por mi segundo nombre, Esteban, el primero ni siquiera te lo voy a decir. Además a mi familia tampoco le gusta que hable de esto.

Una tarde de agosto del 2016, horas después de que mataron a su madre, su teléfono empezó a sonar. Era una llamada insistente.

Esteban colgaba, intentando no interrumpir la explicación que ese instante realizaba su profesor en la universidad.

Activó modo Silencio. Pero segundos después, agobiado por la duda, pidió autorización y salió de clases.

Fue entonces cuando contestó el teléfono y al otro  lado de la línea escucho decir: “Tus papás están muertos”.

________________

* Leonardo Ceballos tiene una vida periodística cortísima. Antes de dedicarse a escribir, vendió calzones en el mercado de Tarqui durante cinco años. Tiene 29 años, es reportero en Ediasa desde el 2008. Labora en Diario La Marea, periódico popular que circula en Manta, Montecristi y Jaramijó. Le apasionan la lectura y la crónica.    

 

  • Abuso sexual
  • Ecuador
  • Femicidio
  • Machismo
  • Suicidio
Post Anteriores Invencibles
Nuevos Post Te llevo dentro, hasta la raíz...

Comments (4)

  1. María J. Pinargote

    05 May 2017

    Muy buena crónica. Me gustó mucho la historia. No es sensacionalista y me llegó mucho al alma.

    Reply
    • RubenDario Buitron

      05 May 2017

      Querida María José:
      Muchas gracias a nombre de Leonardo y a nombre de Los Cronistas. Llegar a tu sensibilidad y tocar tu corazón es el objetivo y la meta de nuestra organización periodística, así como hacer un periodismo diferente al que realizan los medios convencionales, siempre tan pendientes del poder político y económico y no de la gente común.

      Un abrazo,
      Rubén Darío

      Reply
    • Leonardo Ceballos

      05 May 2017

      Estimada María José:
      Agradezco su comentario, siempre el objetivo es llegar a los lectores a través de palabras sencillas y buenas historias. Gente como usted motiva a Los Cronistas.

      Reply
      • RubenDario Buitron

        05 May 2017

        Gracias, Leonardo. Ese es el periodismo del presente, pero, sobre todo, del futuro.

        Rubén Darío

        Reply

Leave your Comments

Categorías
  • Análisis8
  • Autores famosos15
  • Capacitación3
  • Cine29
  • Crítica1
  • Crónica108
  • Crónicas de viajes3
  • Cuento26
  • Entrevista1
  • Entrevistas a grandes periodistas4
  • Grandes cronistas21
  • Grandes escritores9
  • Historias de mujeres29
  • Homenaje1
  • Lecturas imprescindibles1
  • Libros5
  • Novela14
  • Nuestras Crónicas138
  • Nuestros alumnos28
  • Nuestros cronistas1
  • Periodismo6
  • Periodismo crítico1
  • Periodismo del Siglo XXI5
  • Periodismo digital2
  • Poemas1
  • Poesía34
  • Reflexiones24
  • Relato18
  • Relato policial2
  • Reportaje2
  • TESTIMONIO15
Archivos

Talleres Online y presenciales de escritura periodística, narrativa, crónicas, poesia.

Privacidad y cookies: este sitio utiliza cookies. Al continuar utilizando este sitio web, aceptas su uso.
Para obtener más información, incluido cómo controlar las cookies, consulta aquí: Política de cookie

Últimos Post

Michael Arce: Las Fuerzas Armadas frustraron mi sueño por ser negro
  • febrero 25, 2021
Michael Arce: Las Fuerzas Armadas frustraron mi sueño por ser negro
El precio de la tristeza
  • febrero 23, 2021
El precio de la tristeza

Contáctanos

Rubén Dario Buitrón  CEO

099 272 3782
loscronistas17@gmail.com

Los Cronistas 2021 I Todos los derechos reservados I Desarrollado por Sabana Kreativos